“EL GUAMBASHO VEGA”
COSAS DE SU TIEMPO:
Un personaje inolvidable no solo para el País, el
Azuay y especialmente para Gualaquiza, fue el coronel ANTONIO VEGA MUÑOZ.
Su padre Antonio Vega Dávila, fue uno de los primeros
colonos que llegó a Gualaquiza, luego de los primeros años de vida republicana.
Las noticias de la exuberante tierras, la fertilidad
de las mismas, la producción de frutos abundantes; atrajo a muchos
inversionistas azuayos, como los Vega, los Cárdenas Moscoso, Quintanillas; y
otros ilustres ciudadanos azuayos, que pusieron la mira en estas agrestes pero
prometedoras tierras austro-orientales.
Singularmente la familia Vega Dávila y Vega Muñoz, establecieron en
Gualaquiza grandes haciendas llamadas también entables.
Cultivaron
algodón para la fábrica de tejidos del Dr. Benigno Malo en Cuenca,
fueron grandes productores de tabaco, paja toquilla, panela, aguardiente etc.,
que surtían con su producción el mercado de Cuenca.
Supieron sortear los peligros de la selva y muy en
especial hicieron frente a los nativos, frenando de estos todo tipo de
atropello aun empleando la violencia si no era
suficiente el respeto mutuo que
exigían de los nativos.
El Coronel Antonio Vega Muñoz, fue un hombre
cosmopolita, político y militar convencido de su lucha por la patria y la
religión; católico de convicción lucho incansablemente contra las dictaduras de
Alfaro; haciéndole frente en verdaderas batallas campales; hasta dar su vida
por la libertad y el estado conservador,
frente al recalcitrante liberalismo que no hizo otra cosa que volver al país en un reguero de sangre y de
odio. Entre otras cosas expulsar a los salesianos del Ecuador. (Excepto de Gualaquiza).
En su última batalla contra la dictadura de Alfaro,
fue asesinado luego de ser capturado en la batalla de Abancay, pues entro
muerto a la ciudad de Cuenca.
Hizo de Gualaquiza su refugio, acá se sentía seguro como conocedor de la selva las tropas de Alfaro temían
atacarlo en su reducto principal.
Sus peones que pasaban de doscientos fueron sus
soldados permanentes y sus peones en tiempos de paz.
Estableció una sociedad con sus hermanos la misma que
se mantuvo vigente hasta la muerte de uno de ellos, que murió trágicamente al
estallarle un recipiente grande de pólvora en su rostro y cuerpo; lo que motivo
el termino y retiro de la sociedad de los hermanos Vega Muñoz, y la consecuente
venta principalmente a sus trabajadores de la gran hacienda que poseían en
Gualaquiza.
Antonio Vega Muñoz fue el primer comandante de un Batallón
de soldados acantonados en lo que fue la
Provincia de Méndez y Gualaquiza.
El apoyo que la
familia Vega dio a los misioneros, primero a los jesuitas
y luego a los salesianos fue vital para su establecimiento; y, porque no decirlo
para el futuro establecimiento de la colonia en estas tierras.
Hoy relatamos una anécdota que ha manera de
investigación lo realizó la Universidad de Loja en 1973.
“Viejos colonos (de Gualaquiza), cuentan de las
legendarias aventuras del coronel Vega Muñoz, llamado “El Guambasho”. Aventuras
no tanto por haber superado los impresionantes obstáculos, que oponían los
muros de los Andes, para traer a estas regiones montañosas la civilización del
latifundio, del contrabando del aguardiente y de los lagares de caña de azúcar,
sino mucho más por las masacres de shuar, que fueron ejecutadas por orden de
este noble señor del Azuay.
Según estos informes (1973- Universidad de Loja). Vega
Muñoz mantenía una tropa propia a la que
pertenecían 200 hombres.
A este efecto entrevistamos- dice el informe- en
Gualaquiza a un anciano, Víctor Torres, que según referencias de sus parientes
tiene más de 120 años de edad.
El anciano cuenta que trabajó muchos años a las órdenes
de diferentes señores, y que fue testigo cómo el “Guambasho” exterminaba a los
shuar.
Finaliza con una complacencia macabra e infantil:
“Cuando el coronel reunió a toda la gente del pueblo para luchar contra Alfaro,
hubo una gran batalla. En Yacuambi enterraron muchas armas. Yo me cogí dos
fusiles, y con ellos maté a dos jíbaros”. Cuando preguntamos a Víctor Torres si
alguien lo sabía, contestó, todo el mundo. A nuestra pregunta si le habían
sancionado alguna vez por ello, respondió: nunca”…
(Tomado de: El Pueblo shuar- de la leyenda al drama-Mark Munzel- Alex
Kroeger-Reimer Gronemeyer. Pag.197-Mundo Shuar, 1981.)
Gualaquiza debe a la memoria de este ciudadano
prácticamente su existencia; creo que una de las calles principales de la
ciudad lleva su nombre Cuenca lo hizo a raíz de su trágica muerte.
La
anécdota contada en esta página es
inverosímil, púes se sabe que los nativos llegaron a estimar en sumo
grado al Coronel Antonio Vega Muñoz; de no ser así, no se hubiese establecido
como lo hizo en Gualaquiza, por muchos años; ni los nativos ni los misioneros
lo hubiesen soportado. Su apodo de “Guambasho” lo está declarando.
Una escuela de la parroquia Bomboiza lleva su nombre.