martes, 8 de enero de 2013

EL HUAMBAZHO VEGA.




“EL GUAMBASHO VEGA”

COSAS DE SU TIEMPO:

Un personaje inolvidable no solo para el País, el Azuay y especialmente para Gualaquiza, fue el coronel ANTONIO VEGA MUÑOZ.

Su padre Antonio Vega Dávila, fue uno de los primeros colonos que llegó a Gualaquiza, luego de los primeros años de vida republicana.

Las noticias de la exuberante tierras, la fertilidad de las mismas, la producción de frutos abundantes; atrajo a muchos inversionistas azuayos, como los Vega, los Cárdenas Moscoso, Quintanillas; y otros ilustres ciudadanos azuayos, que pusieron la mira en estas agrestes pero prometedoras tierras austro-orientales.

Singularmente la familia Vega Dávila y Vega Muñoz, establecieron en Gualaquiza grandes haciendas llamadas también entables.

Cultivaron  algodón para la fábrica de tejidos del Dr. Benigno Malo en Cuenca, fueron grandes productores de tabaco, paja toquilla, panela, aguardiente etc., que surtían con su producción el mercado de Cuenca.

Supieron sortear los peligros de la selva y muy en especial hicieron frente a los nativos, frenando de estos todo tipo de atropello aun empleando la violencia si no era  suficiente  el respeto mutuo que exigían de los nativos.

El Coronel Antonio Vega Muñoz, fue un hombre cosmopolita, político y militar convencido de su lucha por la patria y la religión; católico de convicción lucho incansablemente contra las dictaduras de Alfaro; haciéndole frente en verdaderas batallas campales; hasta dar su vida por la libertad y  el estado conservador, frente al recalcitrante liberalismo que no hizo otra cosa que  volver al país en un reguero de sangre y de odio. Entre otras cosas expulsar a los salesianos del Ecuador. (Excepto de Gualaquiza).

En su última batalla contra la dictadura de Alfaro, fue asesinado luego de ser capturado en la batalla de Abancay, pues entro muerto a la ciudad de Cuenca.

Hizo de Gualaquiza su refugio, acá se  sentía seguro como  conocedor de la selva las tropas de Alfaro temían atacarlo en su reducto principal.

Sus peones que pasaban de doscientos fueron sus soldados permanentes y sus peones en tiempos de paz.
Estableció una sociedad con sus hermanos la misma que se mantuvo vigente hasta la muerte de uno de ellos, que murió trágicamente al estallarle un recipiente grande de pólvora en su rostro y cuerpo; lo que motivo el termino y retiro de la sociedad de los hermanos Vega Muñoz, y la consecuente venta principalmente a sus trabajadores de la gran hacienda que poseían en Gualaquiza.

Antonio Vega Muñoz fue el primer comandante de un Batallón  de soldados acantonados en lo que fue la Provincia de Méndez y Gualaquiza.

 El apoyo que la familia  Vega  dio a los misioneros, primero a los jesuitas y luego a los salesianos fue vital para su establecimiento; y, porque no decirlo para el futuro establecimiento de la colonia en estas tierras.

Hoy relatamos una anécdota que ha manera de investigación lo realizó la Universidad de Loja en 1973.

“Viejos colonos (de Gualaquiza), cuentan de las legendarias aventuras del coronel Vega Muñoz, llamado “El Guambasho”. Aventuras no tanto por haber superado los impresionantes obstáculos, que oponían los muros de los Andes, para traer a estas regiones montañosas la civilización del latifundio, del contrabando del aguardiente y de los lagares de caña de azúcar, sino mucho más por las masacres de shuar, que fueron ejecutadas por orden de este noble señor del Azuay.
Según estos informes (1973- Universidad de Loja). Vega Muñoz  mantenía una tropa propia a la que pertenecían 200 hombres.
A este efecto entrevistamos- dice el informe- en Gualaquiza a un anciano, Víctor Torres, que según referencias de sus parientes tiene más de 120 años de edad.

El anciano cuenta que trabajó muchos años a las órdenes de diferentes señores, y que fue testigo cómo el “Guambasho” exterminaba a los shuar.

Finaliza con una complacencia macabra e infantil: “Cuando el coronel reunió a toda la gente del pueblo para luchar contra Alfaro, hubo una gran batalla. En Yacuambi enterraron muchas armas. Yo me cogí dos fusiles, y con ellos maté a dos jíbaros”. Cuando preguntamos a Víctor Torres si alguien lo sabía, contestó, todo el mundo. A nuestra pregunta si le habían sancionado alguna vez por ello, respondió: nunca”…

(Tomado de: El Pueblo shuar- de la leyenda al drama-Mark Munzel- Alex Kroeger-Reimer Gronemeyer. Pag.197-Mundo Shuar, 1981.)

Gualaquiza debe a la memoria de este ciudadano prácticamente su existencia; creo que una de las calles principales de la ciudad lleva su nombre Cuenca lo hizo a raíz de su trágica muerte.
        La anécdota contada en esta página es  inverosímil, púes se sabe que los nativos llegaron a estimar en sumo grado al Coronel Antonio Vega Muñoz; de no ser así, no se hubiese establecido como lo hizo en Gualaquiza, por muchos años; ni los nativos ni los misioneros lo hubiesen soportado. Su apodo de “Guambasho” lo está declarando.

Una escuela de la parroquia Bomboiza  lleva su nombre.