martes, 8 de enero de 2013

PARROQUIA EL ROSARIO.




PARROQUIA EL ROSARIO.
A partir de la célebre expedición realizada por el padre predicador franciscano Antonio Jose Prieto; quien con la debida autorización del Marqués de la Concordia  Virrey del Perú, José Abascal y Sousa; se encamina desde Cuenca a localizar el camino de penetración y el descubrimiento de la tan nombrada ciudad de Logroño de los Caballero que  1816.

Cumplida esta intrépida misión de descubrimiento, trazado de planos y detalles de la región incluido el descubrimiento mismo de las ruinas de la perdida ciudad de Logroño de los Caballero, la entonces conventual ciudad de Cuenca, queda impresionada del descubrimiento de una tierra de promisión, mucho oro y productos exóticos llama la atención y la codicia de colonos especialmente criollos que se preparan para una gran aventura.

Las guerras de la independencia  1809- 1822, cerraron las puertas a la colonización masiva; por los años posteriores al descubrimiento de la entrada a Logroño (Gualaquiza) 1818-1820, apenas pueden penetrar los misioneros enviados de Cuenca, los que por la furia de los nativos se retiran en 1820.

Estas entradas misioneras cautivaban a los colonos pero aún no se resolvían hacer una entrada masiva.

El Obispo de Cuenca Monseñor  Manuel Plaza, hace una nueva entrada ya en el período republicano, concretamente llega a Gualaquiza  el 25 de Noviembre de 1852.

Su informe al Gobierno es alentador a la colonización.

Entre la civilizada Sigsig y la aún inhóspita  Gualaquiza , se encontraba ya una colonia llamada EL ROSARIO, a ella habían llegado ciudadanos  especialmente del Sigsig, Cuchil, y Ludo; estableciéndose como una colonia de avanzada; púes aún el territorio de la planicie de Gualaquiza se mantenía misterioso  y habitado por los bravos jíbaros.

De una u otra manera al Gobierno Central  le interesaba que estos territorios vayan siendo colonizados por  gente civilizada; hasta el punto que  el Gobierno del General José María Urbina  (1851-1856) la Asamblea General del Ecuador  decreta  que la en ese entonces llamada Provincia de Cuenca  habrán cinco Cantones: Cuenca, Azogues, Gualaceo, Girón y Cañar; siendo el Cantón Gualaceo compuesto por las parroquias: Gualaceo, Chordeleg, San Juan, Paute, Guachapala, El Pan, San Bartolomé, Sigsig, El ROSARIOGUALAQUIZA, teniendo como cabecera Gualaceo.

El citado Presidente, puso el correspondiente ejecútese a este decreto de la Asamblea nacional  el 8 de septiembre de  1852.
De esta manera oficialmente había nacido como parroquia El Rosario y Gualaquiza.

A la fecha 161 años de existencia oficial.

Poblose esta parroquia como avanzada hacia el oriente, se asentaron en ella muchas familias, tuvieron el apoyo del misionero salesiano, hasta que este habiendo preparado ya el suelo en centro de Gualaquiza, pacificados los nativos, creyeron que era la oportunidad de asentarse definitivamente en la parroquia Gualaquiza. Así lo hicieron, abandonaron definitivamente El Rosario en la que se habían establecido en  1921 ( 25 de julio), en septiembre de 1968, particular que trajo en parte el debacle de la colonia del Rosario (Aguacate).  

        Sin los misioneros  muchos ciudadanos de esta parroquia fueron a establecerse definitivamente en el Centro poblado de Gualaquiza propiamente dicho.

A pesar de esta adversidad, los aguacatenses  que se quedaron  trabajaron muy arduamente para mantenerse y progresar; hecho que lo consiguieron, pues mantuvieron su querida parroquia contra viento y marea, hasta el punto de hoy verla resurgida, en una altiva  y progresista parroquia de Gualaquiza, la hermana mayor de todas aún de la parroquia urbana Gualaquiza cabecera hoy del Cantón de su mismo nombre.

Muchísima historia guarda esta querida parroquia, desde su primer establecimiento en el sitio mismo denominado El Rosario, hasta su traslado poblacional al sector Aguacate cabecera política de esta respetada y antigua parroquia.

Tiempo faltará para hablar de sus hijos predilectos, de sus anhelos de progreso y de su esperanzador futuro.

El Rosario, apacible pueblo puerta del Cantón paraíso amazónico, cuna de quienes forjaron con sudor y lágrimas  esa querida Gualaquiza.







EL HUAMBAZHO VEGA.




“EL GUAMBASHO VEGA”

COSAS DE SU TIEMPO:

Un personaje inolvidable no solo para el País, el Azuay y especialmente para Gualaquiza, fue el coronel ANTONIO VEGA MUÑOZ.

Su padre Antonio Vega Dávila, fue uno de los primeros colonos que llegó a Gualaquiza, luego de los primeros años de vida republicana.

Las noticias de la exuberante tierras, la fertilidad de las mismas, la producción de frutos abundantes; atrajo a muchos inversionistas azuayos, como los Vega, los Cárdenas Moscoso, Quintanillas; y otros ilustres ciudadanos azuayos, que pusieron la mira en estas agrestes pero prometedoras tierras austro-orientales.

Singularmente la familia Vega Dávila y Vega Muñoz, establecieron en Gualaquiza grandes haciendas llamadas también entables.

Cultivaron  algodón para la fábrica de tejidos del Dr. Benigno Malo en Cuenca, fueron grandes productores de tabaco, paja toquilla, panela, aguardiente etc., que surtían con su producción el mercado de Cuenca.

Supieron sortear los peligros de la selva y muy en especial hicieron frente a los nativos, frenando de estos todo tipo de atropello aun empleando la violencia si no era  suficiente  el respeto mutuo que exigían de los nativos.

El Coronel Antonio Vega Muñoz, fue un hombre cosmopolita, político y militar convencido de su lucha por la patria y la religión; católico de convicción lucho incansablemente contra las dictaduras de Alfaro; haciéndole frente en verdaderas batallas campales; hasta dar su vida por la libertad y  el estado conservador, frente al recalcitrante liberalismo que no hizo otra cosa que  volver al país en un reguero de sangre y de odio. Entre otras cosas expulsar a los salesianos del Ecuador. (Excepto de Gualaquiza).

En su última batalla contra la dictadura de Alfaro, fue asesinado luego de ser capturado en la batalla de Abancay, pues entro muerto a la ciudad de Cuenca.

Hizo de Gualaquiza su refugio, acá se  sentía seguro como  conocedor de la selva las tropas de Alfaro temían atacarlo en su reducto principal.

Sus peones que pasaban de doscientos fueron sus soldados permanentes y sus peones en tiempos de paz.
Estableció una sociedad con sus hermanos la misma que se mantuvo vigente hasta la muerte de uno de ellos, que murió trágicamente al estallarle un recipiente grande de pólvora en su rostro y cuerpo; lo que motivo el termino y retiro de la sociedad de los hermanos Vega Muñoz, y la consecuente venta principalmente a sus trabajadores de la gran hacienda que poseían en Gualaquiza.

Antonio Vega Muñoz fue el primer comandante de un Batallón  de soldados acantonados en lo que fue la Provincia de Méndez y Gualaquiza.

 El apoyo que la familia  Vega  dio a los misioneros, primero a los jesuitas y luego a los salesianos fue vital para su establecimiento; y, porque no decirlo para el futuro establecimiento de la colonia en estas tierras.

Hoy relatamos una anécdota que ha manera de investigación lo realizó la Universidad de Loja en 1973.

“Viejos colonos (de Gualaquiza), cuentan de las legendarias aventuras del coronel Vega Muñoz, llamado “El Guambasho”. Aventuras no tanto por haber superado los impresionantes obstáculos, que oponían los muros de los Andes, para traer a estas regiones montañosas la civilización del latifundio, del contrabando del aguardiente y de los lagares de caña de azúcar, sino mucho más por las masacres de shuar, que fueron ejecutadas por orden de este noble señor del Azuay.
Según estos informes (1973- Universidad de Loja). Vega Muñoz  mantenía una tropa propia a la que pertenecían 200 hombres.
A este efecto entrevistamos- dice el informe- en Gualaquiza a un anciano, Víctor Torres, que según referencias de sus parientes tiene más de 120 años de edad.

El anciano cuenta que trabajó muchos años a las órdenes de diferentes señores, y que fue testigo cómo el “Guambasho” exterminaba a los shuar.

Finaliza con una complacencia macabra e infantil: “Cuando el coronel reunió a toda la gente del pueblo para luchar contra Alfaro, hubo una gran batalla. En Yacuambi enterraron muchas armas. Yo me cogí dos fusiles, y con ellos maté a dos jíbaros”. Cuando preguntamos a Víctor Torres si alguien lo sabía, contestó, todo el mundo. A nuestra pregunta si le habían sancionado alguna vez por ello, respondió: nunca”…

(Tomado de: El Pueblo shuar- de la leyenda al drama-Mark Munzel- Alex Kroeger-Reimer Gronemeyer. Pag.197-Mundo Shuar, 1981.)

Gualaquiza debe a la memoria de este ciudadano prácticamente su existencia; creo que una de las calles principales de la ciudad lleva su nombre Cuenca lo hizo a raíz de su trágica muerte.
        La anécdota contada en esta página es  inverosímil, púes se sabe que los nativos llegaron a estimar en sumo grado al Coronel Antonio Vega Muñoz; de no ser así, no se hubiese establecido como lo hizo en Gualaquiza, por muchos años; ni los nativos ni los misioneros lo hubiesen soportado. Su apodo de “Guambasho” lo está declarando.

Una escuela de la parroquia Bomboiza  lleva su nombre.