sábado, 3 de marzo de 2012

Oficio a los Ministros Oficiales de la Real Hacienda.


 Oficio a los Ministros Oficiales de la Real Hacienda.




Al  presente caso, según lo representan el Teniente y  un sacerdote que se hallan en las misiones nuevas de la Provincia de Logroño, es de las más graves, y su prevención y reparo en tiempo oportuno de la más urgente necesidad, que no da lugar a dilación, admite consultar ni aguarda sus resoluciones; muy conforme con la humana piedad, la cristiana religión, la recta razón y los intereses de la Iglesia, el Estado y la Patria que preponderan a toda ley positiva que dispusiere lo contrario, en contraposición o derogación de lo que resuelve terminantemente lo conveniente y de las recientes elogiadas y aprobados ejemplares que tenemos en él, en que no va menos que la vida, obediencia, y respeto de nuestro teniente que representa en su clase al Rey, al mismo tiempo que es el interprete único que hay en esta provincia, que entienda y hable el idioma de los jibaros, y el órgano con que se les ha comunicado hasta aquí la fe y sumisión al Soberano y debe prometerse  se comunique a los que restan hasta la completa reducción de aquella provincia. La vida de un párroco, padre y pastor, no solo de aquellos neófitos, sino también de la de varios españoles que ya han pasado a poblares allí, entre los cuales también el honor de dos buenas mujeres, la una que se casó ya con un jíbaro cristiano, y la otra que se ha tomado a su cargo la instrucción y enseñanza, de la doctrina, idioma castellano y ocupaciones mujeriles a las niñas párvulas de los jíbaros.


            El escándalo de los propios jíbaros ya catequizados; retraimiento de los demás que están en disposición de ello, y su desconfianza en el favor y seguridad que ha nombre de su Majestad se les ha prometido, el retraso o acaso imposibilidad, si no es a mucho costo y trabajo de la propagación de la religión en aquellas provincias; y, últimamente la retracción de los varios otros pobladores que con este objeto se habían incitado, y tienen tomados sus asientos en aquellos parajes, de que deban comprenderse al primer golpe a la reflexión los indecibles perjuicios que deben seguirse a otros Estado o Religión de estas provincias, y de que sean Ustedes responsables en caso de insistir en negarse a dar de su parte los auxilios que tengo pedidos por mi anterior, en razón del dinero que importase el subplus de la tropa que diese este Señor Comandante, y la contribución de las armas que se refieren de cuya  importancia pasaré a ustedes oportunamente la correspondiente razón.

Y en cuanto al asunto de los mil pesos que por orden del Excelentísimo Sr. Virrey del reino tengo recibido para la empresa de la continuación de la reducción de dichos jíbaros, tengo elevada ya la cuenta documentada de su inversión a otro Sr. Excelentísimo, y su aprobación, y reintegrado el alcance que hago en ella. Tengo en caso de que se dilate, o Ustedes consideren, ser de su inspección su reconocimiento, no tengo inconveniente en pasársela también.
Dios guarde a Ustedes muchos años

Cuenca diciembre ocho de mil ochocientos diez y ocho

Juan López Tormaleo.



 De los oficios transcritos en este Boletín, podemos deducir que el Gobernador Interino Juan López Tormaleo, viendo la urgente necesidad de dar oportuno auxilio a su teniente, al párroco, a los jíbaros catequizados y a los pobladores españoles asentados ya tanto en Gualaquiza como en Bomboiza, efectivamente dispuso y logró enviar la ayuda solicitada. Esto deducimos por cuanto la insipiente colonia se logró mantener pese a la agresividad de los nativos especialmente de Zamora, hasta el año 1.820

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El Gobernador Juan López Tormaleo, remitió oficio a los Señores Ministros de la Real Hacienda, acompañando testimonios  escritos de José Suero y Manuel Mogrovejo, teniente y cura de la colonia; insistiendo en su pedido de que se pague a la tropa que va en auxilio, y las armas blancas fabricadas para este efecto.

Hace responsable a los Ministros de Hacienda, el retardo o consecuencias  que pueden devenir si se pierde la vida y la colonia misma de la provincia llamada en ese entonces de Logroño. Púes los señores Ministros de Hacienda, insistían por su parte se de las cuentas de los mil pesos invertidos en la reducción y expedición hecha a Gualaquiza, más 500 pesos  adicionales; dinero entregado al Sr. Teniente de Gobernador, e intérprete de la expedición José María Suero.

            En tanto se sucedían estos dramas en la colonia de Gualaquiza y Bomboiza; en Cuenca y la región sonaban ya los clarines de libertad, lo que exasperaba más al Gobierno Español para ya no gastar o invertir un solo peso más en la reducción de los jíbaros.

Para 1820 al parecer fue insostenible las colonias en Gualaquiza y Bomboiza; pues se sabe que las tribus jíbaras de Zamora cayeron sobre ellas  irremediablemente, lo que ocasiono la precipitada fuga de los españoles, colonos y especialmente jíbaros ya catequizados como lo fue el famoso Pinchopata y otros, que por salvar su vida salieron también a Cuenca, en donde encontraron se batallaba por la independencia, sabiéndose que Pinchopata y los suyos combatió en Verdeloma, al lado de  los patriotas  .FDA