viernes, 16 de marzo de 2012

EL reinado del Iguànchi.


El
Reinado
Del
Iguànchi.



Prólogo.

Creen en muchas supersticiones. Creen que todo mal y toda enfermedad y aun la misma muerte, vienen causados por el mal querer de los enemigos, y, más propiamente, por brujerías”.
Hoy a inicios del siglo XXI, casi al término de la primera década, el pueblo shuar, salvo pocas excepciones, aún se aferra a esta atávica idea.
La superstición de esta etnia es una de las causas ordinarias de sus problemas y disensiones y uno de sus grandes obstáculos para alcanzar el desarrollo de un pueblo que desea ser reconocido como una nación, en el concierto  pluricultural del Ecuador.
De la superstición de este pueblo se han sabido aprovechar sus propios congéneres, conocidos como curanderos brujos o ivishin, que solo estiman la fuerza y desprecian la bondad; no adoran a Dios, y no ven la necesidad de hacerlo, estos acuden al iguànchi (el diablo), se aconsejan con él y le obedecen; por que ven su poder ofensivo y quieren que no les resulte dañino, de aquí se derivan todas las supersticiones de que esta llena su vida y la ciega confianza que en ellos ponen los ingenuos shuar y no pocos mestizos; pensando en la amistad que estos tienen con el iguànchi, y que como interlocutores pueden obtener en su favor un daño a un enemigo o la curación causada por el daño que han recibido de otro brujo.
Cuando en honor a la verdad solo son charlatanes, que miran la oportunidad de hacer dinero con sus mentiras y a costa de gente ignorantes, sin darse cuenta que sus embustes ocasionan grandes crímenes y latrocinios.
            Este ensayo pretende profundizar este problema atávico de una nación que debe enfrentarse al nuevo siglo, pero que para hacerlo debe despojarse de prácticas oscurantistas que solo llevara a esta nación a su desintegración y desaparición como pueblo.   





I.
El iwishin*
En medio de la espesura de la selva; negra y vieja se levanta la choza del viejo Utitiaj, brujo de la comarca a orillas del Unda Canuza( río grande); la nándu (luna) crecida proyecta sus rayos que apenas penetran en medio de los árboles que circundan la casa, las sombras que estos producen la hacen más tétrica y misteriosa.
Utitiaj, el más viejo de la casa, aún conserva la tradición de sus padres, y a eso de las cuatro de la mañana, levanta a todos los que habitan con el la vetusta casa para darles la consabida arenga que recuerda sus pasadas glorias y los deberes de los hijos con sus padres.
 “Todos  los días antes de nada ustedes deben buscar en sus palabras la luz de su vida; luego busquen la luz del sol. Siempre así dije, siempre así diré hasta tener voz; cuando mi voz se apague, la de mi hijo mayor repetirá  a sus hijos y nietos, y estos a sus hijos y nietos, hasta la última generación.
Los antepasados de ustedes así lo hicieron y así  lo dijeron, y así se hará siempre. Así es”.
Utitiaj recordaba que hace mucho su padre les había dicho recordado  lo que le dijo su padre y el padre de su padre; y, que hoy él les decía a todos reunidos a su alrededor muy de mañana como todo nuevo día respondían  ¡maágketa¡ (así sea).  Su abuelo siguiendo esta misma costumbre shuar solía decir y lo repetía su padre y ahora él:
_ “Antes de que yo existiera, los shuar  ya existían  ellos salieron de la madre laguna (refiriéndose al mar)  todos los presentes exclamaban
¡ nikatsán ¡  ( es cierto ) .
_mi abuelo todavía no existía y ya existían los shuar.-
- ji ji   exclamaban.
_ No existían los padres y los abuelos de nuestros padres; y, los shuar ya eran dueños del monte, de la llanura, de los ríos y de la selva, hasta el  ti unta canussa  somos  los señores de todo”
_ ¡Maagke!  (Bien)  contestaban al unísono.
_ Los shuar del otro lado del río, son todos nuestros parientes y amigos.
_ ¡Maagke!  ¡Maagke! respondían.
_ “Nadie nos hizo nunca bajar la cabeza”.
_Tsa, Tsa  (no, no,) decían.
            - “Llegaron unos indios prepotentes de los montes de donde nacen los grandes ríos – quisieron  someternos a sus leyes, y nosotros nos fortificamos en los bosques”.
_Ji, ji tii tii   decían los presentes.
_“Llegaron de la inmensidad del agua los apache de caras blancas  como la yuca  y peludos como los osos”.- ¿y bien? - hicieron muchas cosas – querían someternos.
-          Los shuar destruyeron todas sus casas, mataron a los apache, muchos muchos, innumerables, no se puede contar con los dedos de la mano y pies de todos los shuar juntos. Sus mujeres  incluso las del Yusa (Dios) se convirtieron en nuestras mujeres, Logroño, Zamora, Sevilla de Oro, cayeron bajo nuestras armas. Ahora en su lugar no encuentran ustedes más que la obscura selva, donde los shuar pisan con su pie triunfante la antigua soberbia de los apachi. – es cierto es cierto gritaban.
-           Y nosotros hemos quedado dueños y libres de plantar yuca, lo    mismo el plátano- bien, bien.
_ “Desde entonces la chonta ha madurado diez veces por tres veces     (300  años).
- “Muchas veces los apachi nos han querido oprimir, y siempre los hemos rechazado”.
Su viejo abuelo recuerda Utitiaj, como luego lo hacía su padre y él mismo, recordaba a su clan de sus enemigos y la obligación de sus hijos de vengar con la muerte, a uno por que hace tres años lo insultaron, al brujo por que hizo morir a su abuelo, a aquellos por la muerte de su padre, a otro por que se robo una hermanita de su padre cuando aún era pequeña – la robó- decía, si él no muere, morirá el padre de ustedes.- debe morir decían.
En este punto llegaban las mujeres llevando primero a Utitiaj una infusión tibia de guayusa.
Utitiaj luego  de beber  wais  en su pinink  terminaba su discurso así:
Yo tengo hijos para que me venguen; es el más sagrado de sus deberes.
-Bendito el hijo que venga a su padre. Su casa siempre estará llena de yuca, chonta y deliciosos plátanos, su campo será fértil, en su casa beberá la chicha, sus cerdos se multiplicarán, sus perros cazarán osos, monos, jabalís y toda clase de presas, sus redes se llenarán de peses;…, incluso los espíritus de la selva  tendrán respeto y no irán a ahogar a sus hijos en sus playas ni en el seno de sus mujeres; su familia será numerosa; los hijos serán valientes como su padre, e incluso  si el iguanchi o algún brujo lo mata, el vivirá con las comidas que sus hijos pondrán al lado de su cadáver y se defenderá  con el arma que le pondrán en la mano”.
A estas palabras todos contestaban “así sea “.
-Maldito el hijo cobarde – decía Utitiaj, como lo decía su padre.
--Maldito el hijo cobarde que no venga a su padre  y deja sus cenizas humilladas y confundidas en el polvo; ojala no tenga hijos que lo defiendan; sea víctima de sus enemigos, y su cadáver sea abandonado sin comida y sin arma que no pueda vivir después de la muerte; sus cenizas sean llevadas en continua tempestad por el viento en las regiones oscuras del olvido; o pisadas por el inmundo pie de sus enemigos; su cabeza sea trofeo del que lo mate, y en su cráneo beban  la chicha .- “Así sea, así sea”, respondían los presentes .                                                                                                                                                  
            Utitiaj recordaba que el vengó ya muchos ultrajes sufridos por su padre y, a él tocaba aún vengar uno suyo, pensaba que debía darse prisa y hacerlo antes de que la vejez lo impida.
Terminada la arenga, todos los de la casa se volvieron a sus camas a seguir durmiendo
Los yaná (perros) ladran con furia al escuchar que alguien en esa inusitada hora trata de acercarse a la choza.
Utitiaj que apenas conciliaba el sueño se sobresalta, retira sus pies del calor de su fogata, se levanta e instintivamente toma su escopeta, con la culata golpea a uno de sus hijos que duerme contiguo, y haciéndole una seña con su dedo junto a su boca, le hace comprender que alguien está afuera; y, tal vez con mala intención, pues siempre ha temido por su vida; y, de un asalto de sus enemigos que no son pocos.
Un grito poderoso lo encrespa los pocos pelos que aún desordenados tiene en su cabeza. Atento escucha a quién se identifica como Júa, que desesperado busca su ayuda. Trae enfermo en sus brazos a su hijo Ramú; y, tras él a su mujer que también grita pidiendo ayuda.
            Utitiaj apenas escucha los gritos afuera, por los ladridos de los perros que no callan sino a un grito de este que los pone mudos. Llama a su mujer y a sus hijos que ya escucharon a Júa, para que prendan una luz, y prepararse a recibir a tan inoportunos visitantes a los cuales ha concedido permiso de pasar a su casa.
            Júa con su tierno hijo entran por la puerta destinada a los hombres, en tanto su mujer ingresa a la casa por la puerta de mujeres.
La luna esta por ocultarse y dar paso al amanecer.
El candil de zapatar muestra la cara de Júa, sudoroso, lívido y extenuado por la carrera emprendida en busca del brujo para que ayude a su hijo, ha caminado desde el mediodía anterior por la intrincada y difícil selva, no ha probado en el camino un solo bocado, ni se ha detenido por beber un sorbo de agua.
Su hijo Ramú delirando en fiebre se ha aferrado a los brazos de su padre que en su desesperación no lo ha soltado en ningún momento; ahora frente a Utitiaj le ruega que lo cure del mal desconocido que de pronto se ha apoderado de su cuerpo.
El dueño de la casa toma asiento en su kután y manda sentarse a Júa en tanto ordena acostar al niño  en su peak (cama); y se da inicio a la conversación.
-          Yáitiam?  - quién eres, le dijo.
-          Tuyam winiam?   - de donde vienes.
-          Ame náaram  yait? - tu nombre cual es.
-          Ame jeemsha, tuimpiait? - tu casa también donde está.
-          Urukámtai  winiam? - por que vienes.
-          Mesét  áwak? - guerra hay?
-          Atsa atsaniai - no, no hay dijo Juá.
-          Ame pénker áitme? - tú, bueno eres.
-          Wi pénker áitjai - Yo bueno soy.

-De Tiink viniendo - no durmiendo, mi hijo muriendo, Tu curando.
-Juá llamando.
-Yo pagando, puercos teniendo, gallinas teniendo, todo dando.
-Voz hijo curando.
-Solo tres años teniendo.
-Primer hijo siendo.
-Ramú llamando.
El viejo Utitiaj, miró de soslayo al niño, lo vio grave; pero un brujo como él no podía darse el lujo de manifestarlo, sino de comenzar la curación  pase lo que pase; ya se inventaría un cuento en caso de que el niño muera, ya convencería a sus padres de la causa de la enfermedad.
-Wais (guayusa) trayendo, ordeno a su mujer.
En una pinink  trajo su mujer guayusa para el viejo; luego de que su marido la tomo en abundancia, dio a los recién llegados.
Utitiaj, como era su costumbre, luego de beber la guayusa tibia, se retiro fuera de la casa a vaciar su estómago vomitando todo lo que su estómago no había digerido de la comida del día anterior.
Libre ya su estómago, ingresó a la casa donde le esperaba la diaria y consabida chicha que no la bebió, pues pensó que ese día debía ayunar antes de tomar Yaji en su soñadero.
-Voz curando, voz apurando.
- mi hijo grave estando.
Dijo Júa al viejo viendo que se tardaba en iniciar la curación.
El brujo tomó al niño y lo coloco en el suelo donde su mujer había colocado ya algunas hojas de plátano, estiraron al niño que permanecía inconsciente pero ardiendo en fiebre; de vez en cuando se quejaba lastimeramente sin hacerse entender.
-El etza (sol) ya saliendo, -
-ivishin solo noche curando, noche esperando,
-yaji  tomando,
- Ramú ya guantu tomando, noche esperando.
Las prácticas que el viejo curandero realizaba, lo hacía solo durante las noches, en tanto preparaba para dar de beber al niño el guantu y otras hierbas que conocía. Viendo los síntomas de Ramú, desconocía la enfermedad de que podía estar  afectado.
            Júa, pudo llevar a su pequeño hijo a la casa de misionero, pero más pudo su atávico deseo de que sea el curandero quién salve a su hijo; el presumía que a más de que el curandero lo sanaría, este lo avisara quién hizo el daño  a su hijo, púes no concebía  que su hijo enfermara de pronto sino por el mal que algún enemigo suyo lo habría puesto; y, esto es lo que el deseaba también saber.





II
En el Soñadero.
            Viendo el caso desesperado, el iwishin tenia a sus sueños una fe ciega y extraordinaria; sueño no como los que tiene naturalmente por la noche mientras duerme, sino unos sueños o visiones artificiales, provocados mediante la bebida del narcotizante yaji ; y, en ellos Utitiaj quiere ver el daño  y al culpable del daño al niño; por ello dispuso y en tanto transcurriría el día tomar el yaji en su conocido soñadero (ayamtai), y esto lo debía hacer ayunando ese mismo día; llamó a uno de sus yernos, y despojándose de todo adorno de su cuerpo, se dirigió a una cascada cercana a su soñadero, se baño, preparó el narcótico, lo bebió y se metió en el ayamtai, en tato su yerno lo cuidaba para que no salga a deambular narcotizado.
            El narcótico que el brujo bebió, no le privaba de la razón, y mientras duraba su acción veía cosas maravillosas, como paisajes, pueblos, animales fantásticos, personas etc. Llamaba e invocaba a gritos al iguànchi, para que venga en su ayuda, este se le presentaba con cuerpo de animal y cara de hombre, rojo de color y con cuernos dorados, que se ponía a conversar con el viejo ivishin.
            Utitiaj se daba mucha importancia en su comunidad y fuera de ella; ya que lo consideraban como un curandero famoso; un shaman y adivino que aprendió el arte de su padre y su abuelo que le enseñaron las ceremonias cantos y embustes, brujos mayores y bien prácticos en su profesión, aunque murieron cruelmente asesinados, su abuelo por otro brujo enemigo que valiéndose de embustes logro que creyeran que el fue la causa del daño hecho a otra persona y por ello, los parientes del difunto lo cazaron y con la cabeza hicieron una tzantza y festejaron la venganza.
Su padre había muerto así mismo por los parientes de un enfermo que no quiso curar y por ello sospecharon estos que él mismo debió ser quién le hizo el mal y lo dejo morir. Estas muertes de su abuelo y padre Utitiaj ya se había vengado cruelmente.
Con todo Utitiaj mismo se consideraba como el sacerdote, el nigromante de la religión de los sueños que él practicaba. Cuando le traen a curar algún enfermo acostumbra a ayunar, toma sumo de tabaco y el yaji, brebaje que solo toman los iwishin; hierbas de la floresta cuyo jugo suele ingerir después de hacerlas hervir; y, bajo el influjo de estos narcóticos practica sus cantos y ceremonias al derredor del enfermo, que suele poner echado en el suelo. Todo esto lo hace únicamente por la noche.
El viejo curandero en su soñadero, sentado tenía la mirada vitrificada, fija en el infinito, casi no parpadeaba, de su garganta salían sonidos guturales y babeaba; en este estado permaneció casi todo el día; de vez en cuando trataba de incorporarse y salir del soñadero, pero su yerno lo impedía y volvía a acomodarle en esta especie de choza de media agua cubierta de paja.
            Cerca ya de ponerse el sol, Utitiaj, se incorporó y salió del soñadero, su acompañante viendo ya que el brujo había recuperado sus sentidos, ayudándole le tomó del brazo y ambos se dirigieron a la casa.
Utitiaj, debe tener como unos sesenta años pero parece de  más edad, es flaco, de pequeña estatura, muestra una calvicie que le hace ver más viejo, su poco pelo que le cae por la nuca curiosamente es blanco, su rostro apergaminado de color cobre amarillento, su nariz chata, su boca grande desprovista ya de dientes; así apoyado en su yerno, baja por el sendero que únicamente del soñadero llega a su casa.
Entrada ya la tarde, el cielo se ha nublado, con unas nubes grises que nada bueno presagian amenazan caer de improvisto. Truenos lejanos parecen traer la tempestad. El viejo sabe que la tempestad trae malos presagios, tal vez lleguen sus enemigos a pelear con el; por lo que llegando a su casa lo primero que hace es tomar su escopeta, ponerse de pie firme en actitud de defensa; y, grita como energúmeno y manda cerrar las puertas.
Los truenos acompañados de rayos y relámpagos son visibles ya entrada la noche, Utitiaj cree que en aquella parte de donde viene la tempestad, otro uwishin esta haciéndole un daño o se prepara a venir contra él para acabarlo.
Los gritos del viejo asustan a todos, los perros callan, los niños corren despavoridos a los brazos de su madre.
Juá y su mujer al oír gritar al brujo se estremecen pero a la vez miran su poder y seguridad; aunque ven que su hijo no ha reaccionado con las escena y bulla del viejo Utitiaj, ni a los brebajes que ha tomado durante casi todo el día; su fiebre no cede, su cuerpo arde.


  

III
La ceremonia.

La noche se puso negra, la lluvia torrencial no cesaba, los rayos y truenos no estaban muy alejados por lo que su luz y sonido aterraba ya a los que habitaban la casa del brujo; la luna no se hacía presente, pues nubes negras la ocultaban, solo los relámpagos y truenos se hacían sentir.
Utitiaj, dispuso el inicio de la ceremonia de curación del niño.
Ramú seguía inconsciente, ardía en fiebre, sudaba copiosamente; tendido en el suelo sobre hojas de plátano, era ajeno a lo que sucedía en la casa de quién suponía tener en sus manos la  vida o la  muerte.
Con un canto que nadie entendía, el viejo uvishin dio inicio a la curación, en su mano tenía un manojo de plantas que las agitaba con frenesí delante del niño, el brujo llora, sopla con el aliento por todas partes, grita llamando al ihuànchi que le muestre en donde está el mal de niño, al mismo tiempo le pregunta quién fue la causa del maleficio o brujería, le invoca que le recuerde la visión que tuvo en el soñadero. Utitiaj parece ya un energúmeno, suspendiendo sus cantos acercase al niño con precipitación, y chupa el vientre del niño con todas las fuerzas de sus pulmones como si fuese una sanguijuela. En seguida vomita y hace ver que ha sacado del niño una lombriz negra, una araña, en fin el mal; y, todos los presentes, le creen ciegamente.


  
La muerte.

Ramú agoniza ya, los gritos del energúmeno le son muy lejanos, su respiración agitada antes, cesa por completo, Ramú ha muerto.
Los gritos desgarradores de la familia de Ramú no se hicieron esperar; sus abuelos habían llegado poco antes de la tormenta y esperaban el desenlace del drama. El brujo cubrió al niño con un paño, esto provoco un griterío ensordecedor. La madre y la abuela junto al niño gritaban desconsoladas, palpaban al niño, ocultaban su respiración, no aceptaban su muerte; convencidas de su fallecimiento desataronse en gritos de venganza, Jua el padre del niño, no se movía del rincón en que se puso casi toda la tarde, estaba conmocionado y apenas se le oía murmurar con su ronca voz, el  nombre de su tierno hijo Ramú, Ramú… . 
Juá se incorporo violentamente y salió de la casa, afuera y como un oso herido gritaba desesperadamente “¿Y ahora, con quién iré a la caza de los pájaros? ¿Quién me ayudará a comerlos? ¿Quién me ayudará a cavar mis huertos? ¿Quién me consolará? ¡Ya no vendrán nueras a mi casa!
Por tratarse de hijo único era mayor el dolor de la familia.
Adentro de la casa, la madre tirándose de los cabellos gritaba presa de terrible desesperación ¿Para que sirve haber criado a mi hijo, si luego de criado  nuestro enemigo nos arrebata?- se golpeaba la cabeza, las piernas, el vientre y alternaba sus quejas con lastimeras y dulces palabras al hijo muerto.
Pero nada infundía tanta lástima como la vista del pobre abuelo, un viejo octogenario, verdadera estatua de dolor.
Sus gritos eran raros y contados pero que estremecía oírlos.
Aferrado a los pies del cadáver, era insensible a todo… De improvisto, comenzó a reprender al hijo diciéndole:-
-Seca tus lágrimas por que tu llanto es falso.
-Si, tú finges llorar.
- Levántate y vete a vengar la muerte de tu hijo.
-Mata a quién lo mato.
Juá con furia pregunto al uvishin:
-¿Quién, si no eres Tú Utitiaj?
- ¿Quién hizo el daño a mi hijo?
- ¿Dime quién?
- ¿Quién lo mató?
El viejo, acostumbrado a estas escenas, tenía previsto la respuesta a esta pregunta que de seguro le hacían; y tenía la respuesta desde antes de ir a su soñadero.
 A esta terrible pregunta contestó:
En el soñadero viendo quién haciendo daño a tu hijo tu hijo,
-Vecino tuyo siendo.
-Tío uvishin teniendo.
- Ambos dañando tu hijo, ambos matando Ramú.
¿Quién es vecino mío que tiene un tío uvishin?
¡Solo tengo un vecino y este tiene un tío uvishin!
Claro.- es Tiwi y su tío Waar.
Todos escuchaban atentos, llenándose de indignación en contra de quienes el uwishin acusaba;  juraban  ya vengarse.
Las escenas de dolorosa desesperación y rabia duro hasta la madrugada, no faltó chica que Utitiaj ordenaba servir a los condolidos parientes del niño
Utitiaj, vio su oportunidad de venganza y a la vez escusa por no haber sanado al hijo de Juá.
De esta manera se vengaba del curandero Waar, su rival que un día lo humilló. Lo demás dejaba en manos del ya vengativo Juá y su familia.
Será  cosa de esperar un poco.
Los parientes del niño Ramú, desconsolados dieron comienzo a la larga caminata de regreso a casa de Juá, envolvieron al niño en una sábana, la ataron a una caña guadua y Juá y su padre cargaron el pequeño y liviano cadáver del niño.
Largo sería describir las escenas de dolor y desesperación que precedieron a los funerales de Ramú.    
   
   
IV.
La venganza.
Pasados lo funerales de Ramú, su padre no se preocupo de dar aviso de la muerte de su hijo a la autoridad, ni de registrar su muerte; total tampoco lo había inscrito en el Registro Civil.
Su preocupación era ahora, llevar adelante sus planes de venganza; y, para ello debía contar con la ayuda de sus propias autoridades, de las autoridades de su comunidad.
 De la muerte de Ramú todos sabían; y, ya todos estaban enterados de quiénes han sido culpados por esta tragedia. Solo se esperaba la asamblea de la comunidad, para que de esta manera se oficialice la venganza y se ejerza  el castigo.
Jua prefería que su venganza sea apoyada por la comunidad y así se evitaba una muy personal como último recurso, aunque podía traerle consecuencias inesperadas con la justicia mestiza.
Contó el caso a Sandu, que ejercía ese año la autoridad de la comunidad; y, Sandu era para coincidencia hermano menor de Tiwi; se había enterado ya de los sucesos, y preparado para asumir su responsabilidad frente a una comunidad bastante exigente en casos como el sucedido.
Tiwi, escucho rumores de miembros de su comunidad, de que Juá lo acusaba por la muerte de su hijo; y que esta acusación había nacido del uvishin Utitiaj. Sabía que todo era falso, que el nunca hubiese atentado en contra de la vida de un inocente niño; es más no había motivo ni para pensar en hacer daño ni a Ramú ni a sus padres.

  

V
El Juicio.

Tranquilo, con su conciencia libre de cargo, acudió a la asamblea general convocada por su hermano; era domingo, toda la comunidad se había dado cita a la convocatoria; la sala comunal estaba abarrotada;  todos a la vez hablaban y gritaban; solo un grito chillón de Sandu, calmo a los asistentes y dio inicio a la asamblea.
Sin preámbulo alguno Sandu dijo.
Tiwi ha sido acusado de hacer el daño al hijo de Jua; por ello debe pagar.
Todos los asistentes querían hablar a la vez, para todos Tiwi era culpable y debía aplicarse la ley de la comunidad.
Jua como un energúmeno se acerco a Tiwi y de frente con los puños encrespados y casi tocándole el rostro le grito.
-asesino, mataste a mi hijo, soy capaz de matarte en este momento.
Tiwi trato de hablar y explicar su total inocencia, pero no pudo, todos gritaban, todos le acusaban.
La palabra y acusación hecha por el iwishin Utitiaj era inapelable, la comunidad lo creía a ojo cerrado. Tiwi estaba condenado.
Su hermano Sandu, ni siquiera hizo el menor esfuerzo de defenderlo, sabía que el caso estaba perdido; y, si él se atrevía a ayudar a su hermano, también podía ser acusado de cómplice; más, aún guardaba rencor en contra de su hermano mayor por rencillas anteriores; él también se complacía ya con el sufrimiento de su hermano; y, el será el que de paso a la venganza.
Tiwi logró salir de la asamblea, púes todos le acusaban y amenazaban de que si no se atiene a la sanción de la comunidad, esta no tendría otra alternativa que quemarle vivo, como hacen decían algunos, los mestizos.
Cual era la sanción de la asamblea.
Entregar todos sus bienes, animales, cultivos, casa y propiedad al padre de niño muerto; y, salir para siempre de la comunidad.
Esta sanción ya se había aplicado con anterioridad a otro miembro de la comunidad en un caso muy similar, que por defenderse de amenazas de muerte de su enemigo al que lo mató en defensa propia, tuvo que entregar no solo sus posesiones sino también las que tenía sus padres y sus hermanos.
Así mismo él fue acusado por un brujo enemigo, de que había hecho daño a un familiar del que tuvo que matar o ser muerto, en un encuentro solitario que tuvo en la selva mientras se encontraban de cacería.
Esta es la justicia nativa; y por ello Tiwi asustado ha salido a buscar la justicia mestiza.
Tiwi, es un hombre shuar muy pudiente, es un nativo culto, muy racional, su trabajo lo ha puesto en un nivel económico envidiable comparado con otros miembros de su comunidad; y, es precisamente esta envidia la que ha movido a que ninguna persona ni parientes que casi son todos los de la comunidad le apoyen.
Jua y sus parientes saben de antemano que lucrarán el trabajo de Tiwi; y que pasarán a ser propietarios de su tierra y bienes; y, que esto les dará un nuevo estatus social.
Tiwi ha contado su drama a un abogado, este en primera instancia le ha manifestado que trate de buscar apoyo en los lideres y autoridades de su comunidad, a los que el ha manifestado el caso de su hermano; que este lejos de apoyarlo y hacer justicia se complace en lo acordado por la asamblea y en la justicia ancestral que ellos dicen tener.
La autoridad superior al líder comunitario, tampoco lo ha dado oídos; esta autoridad teme perder poder político y liderazgo, por ello esta dispuesto a sacrificar aún la  vida de Tiwi, que ya ha recibido amenazas de muerte.
Su tío Waar le acompaña en la ciudad en busca de justicia, buscan y conocen la justicia mestiza, justicia que saben ampara a todos los ciudadanos ecuatorianos; y, que tienen derecho a defenderse; cuanto los acusadores a demostrar de alguna manera que ellos son culpables de la muerte del niño.
Ellos creen en la justicia mestiza, pero su tío teme que una demanda judicial puede detonar la venganza y desembocar en su muerte y en la de su sobrino.
El profesional en derecho, con prudencia a oficiado a las indicadas autoridades shuar, para que sean ellos lo que intervengan en este delicado asunto, obliguen a las partes a presentarse ante la justicia, para que con  un debido proceso, con pruebas de cargo y descargo, sea un Tribunal el que dictamine la culpabilidad o inocencia de Tiwi y su tío; y que no se dejen llevar por supercherías y engaños de un brujo, curandero, iwishin o shaman como guastan llamarse; que solo frente a su completa ignorancia y maldad ha lanzado una acusación temeraria en contra de inocentes víctimas, solo para saciar venganzas y evitar retaliaciones en su contra por el padre de Ramú, quién confió la curación de su hijo al brujo, que no hizo otra cosa que precipitar su muerte, cuando en un hospital, centro o subcentro de salud lo hubiesen podido sanar de una simple infección intestinal y en cuestión de horas, con la medicación debida, antes que con brebajes y practicas oscurantistas a las que sometió al niño Ramú. 


VI

Conclusiones

Para el fin que nos proponemos con este ensayo, caben unas pocas definiciones y conclusiones:
Los llamados iwishin, curanderos o shamanes especialmente los shuar, sin dejar a un lado a los mestizos y quichuas, son personas que solo estiman la fuerza y desprecian la bondad- No adoran a Dios y no ven la necesidad de hacerlo; pero si acuden al ihuànchi (el diablo), se aconsejan con él y le obedecen, por que ven en él su poder dañino y ofensivo.
De ellos nacen todas las supersticiones de que esta llena la vida de los shuar y no pocos mestizos, y la ciega confianza que ponen ellos en los brujos que son amigos del diablo.
            Veamos ahora cuales son los medios que se usan no pocas veces, notoriamente ilícitos promovidos por Satanás, aconsejados y aprovechados por él.

La Superstición.-
Ya lo dijimos; se llama así a un medio que, aunque puede llevar apariencia de religión o devoción, está reprobado por Dios, por que contiene supercherías o engaños, o produce en la religión verdadero desprecio de la misma, descrédito, burla o mofa.
            Es verdadera superstición el atribuir una virtud del todo infalible y segura a cualquier práctica devota inventada por individuos particulares, no estando reconocida por la iglesia, ni siendo una de las prácticas de los Sacramentos instituidos por Jesucristo.
Muchos hemos visto y oído la superstición de varias personas y la ingenua creencia de sanarse por medio de la invocación nocturna a un tal Hno. Gregorio, esto es superstición inventada por la especulación de  descreídos que quieren sacar provecho y de hecho lo sacan, de la sencillez e ignorancia de personas ingenuas, que lejos de buscar la salud en el único arbitro de la vida y la muerte como es Dios, buscan en las tenebrosas supersticiones de un ser humano que la iglesia ni siquiera le atribuye poderes de sanación venidos de Dios.  
Daños.-
Que tanto preocupa a la imaginación de muchos ignorantes y de algunos que no lo son.
 No debemos discutir directamente si los hay o no hay estos que llaman “daños” ni sobre la posibilidad de haberlos. Únicamente queremos que se note, que es un verdadero juicio temerario, por lo tanto ilícito, el creer que una persona tenga mala intención de perjudicar a otra, cuando no consta ni puede constar la verdad de los hechos; esto lo hemos graficado en el ensayo que antecede “El Reinado del Iguànchi” narrado como un drama o tragedia vivido por Ramu, su padre Juá, el iwishin Utitiaj, y sobre todo la víctima Tiwi. El hecho narrado es verídico, actual, los nombres han sido cambiados para proteger a los inocentes.
De estas supersticiones inventadas se aprovechan los adivinos, shamanes, brujos, curanderos, ivishin, y como se quiera llamarlos, que creen tener cierto poder capaz de adivinar, curar o causar daño a otras personas.
Los adivinos, hoy mezcla de shamanes, curanderos, brujos, videntes vienen a ser la misma cosa.
 Lo que son estos es cosa muy sabida por todos el día de hoy; y, con toda seguridad puede decirse, sin temor a equivocarse y ser desmentidos, que son unos charlatanes, que por motivo de especulación se despachan por sabedores de lo pasado, de lo presente y de lo venidero, curadores de todo mal de alma y del cuerpo.
Farsa y verdadera comedia a una especie de profesión, de un modo de vivir a costa ajena, es decir a costa de los pobres ignorantes, de algunas señoritas supersticiosas; de madres afligidas por la enfermedad de sus hijos, de los que buscan el último remedio, desahuciados por los médicos, acuden a estos “remedios extremos” y falsos.
En casos semejantes, los incautos deben acudir a los remedios humanos, a la Ley; esto es a los que prescriben los médicos, y a lo que prescribe la Ley; y, si estos nos son suficientes en caso de enfermedades, apelar a la bendición de la Iglesia; y, si nada de esto resulta provechoso, que se conforme cada uno con la Santa voluntad de Dios.  
Dios es el árbitro  supremo de la vida y de la muerte; por lo tanto nadie puede creerse con derecho a poner en peligro la vida misma, ni deteriorar la salud corporal propia o extraña, como lo hacen tantos temerarios y viciosos.
Todos estamos obligados a usar los remedios que son provechosos para mejorar en lo posible la salud, y, nadie puede emplear medios ilícitos, por que entonces iría contra la voluntad de Dios que aborrece y detesta estas prácticas, esto como un principio cristiano; naturalmente para quienes creemos en Dios y en su Iglesia.
El iguanchi shuar y el demonio mestizo es el mismo, existe, pero existe un ser Supremo superior a el, que lo refrena; y es a ese Poder de Dios al que debemos acudir en todo momento.
Y si hablamos de ilicitud en estricto derecho, esto es en quebrantamiento a la Ley, esta sanciona la práctica empírica de la “medicina” administrada por shamanes, brujos, y curanderos, mediante la legislación que rige en nuestro País. 
Por último, es muy grave el problema particular que la nación shuar está enfrentando en pleno siglo 21, el chamanismo, shamanismo , charlatanerismos de unos cuantos que quieren aprovecharse económicamente de su propio pueblo ingenuo e ignorante y de no pocos “turistas”, salvando excepciones de shuar cultos y de mestizos que no creen en estas supersticiones.
Estos shamanes, brujos, curanderos o iwishines, están causando muchos crímenes, enfermedades y problemas irresolutos a su propio pueblo. Si no se destierran estas prácticas supersticiosas propias de sus ancestros y otras mal remedadas de shamanes y brujos indígenas de la sierra también absurdos hoy en boga, la nación shuar tiene un oscuro camino que recorrer y  tal vez lo lleva  a su propia desaparición.
            Hoy en especial el Pueblo Shuar requiere apartarse de estas prácticas atávicas, repudiar a los seudos shamanes y charlatanes y mirar el futuro libre de supersticiones, esto si quieren alcanzar sus nobles aspiraciones a constituirse legalmente como una gran nación en el concierto de nacionalidades y pueblos del Ecuador.

Dr. Felipe Durán Alemán.
Gualaquiza 

   

GLOSARIO DE TÉRMINOS

Iguanchi.- Espíritu malo (demonio) en el que creen mucho , al que tiene acceso el ivishin o shaman para producir maleficios fatales a otras personas.
Iwishin. O brujos, por regla general no los llaman para la curación sino tan solo para que quiten el maleficio (daño ) que algún otro shuar  o brujo pudiera haber inoculado al enfermo. O a su vez para que haga un daño o maleficio a otra persona.
Shaman. Es el curandero sinónimo actual de brujo iwishin, por lo general realizan sus ceremonias por la noche, apagan todas las luces, sobre todo el fuego. El shaman o brujo, toma el natema y después gira alrededor del enfermo, grita invoca, canta canciones monótonas procurando según él arrojar lejos, con un manojo de hojas, el maleficio. Luego hace succiones en la parte dolorida del enfermo  y generalmente, al terminar la “función”, extrae de su boca un pedazo de madera, hueso, una lombriz, una araña etc., y le entrega al pariente esposa o esposo del enfermo diciéndole:”he aquí la causa del maleficio o enfermedad”.
El brujo o shaman, se hace pagar caro, hoy con mucho dinero, antes pretendía hasta un puerco, aunque comúnmente se contentaba con algunas gallinas.
Son charlatanes muy astutos y mentirosos
Yaji.- Es una enredadera cuyas hojas contienen un veneno mortal. Nunca los brujos la usan sola sino siempre mezclado con el natema.

Natema.-Enredadera de la familia de las pasifloras, es un narcótico potentísimo. El tronco hervido en agua, produce una infusión que los shuar beben en caso de enfermedad, y también para tener encantadores sueños, y para robustecer el cuerpo. Los brujos lo mesclan con el Yaji, para sus sueños.
guantu. o Huando (datura sanguínea), es un arbusto de pocos metros que contiene un terrible veneno, la daturina, los shuar lo usan contra las heridas, el mal de cabeza, el reumatismo etc. Pero sobre todo para hacerse fuertes.
El huando quita completamente los sentidos y durante el sueño el enfermo asiste a las visiones más fantásticas y terroríficas; púes parece que suspende completamente la sensación del dolor, dejando pasar tranquilamente el momento más peligroso de la enfermedad.
Nijiamanchi.- chicha de yuca.
Ayamtay.- Lugar para soñar, especialmente de los brujos o shamanes, es una pequeña choza para una sola persona que construyen de palos y ramas en el cual se meten luego después de beber natema o esta mezclada con Yaji, para tener sus sueños y encuentros con el iguanchi (demonio).
PEAK.- Cama  shuar.
Cutan.- Asiento o silla del jefe de familia.
*Nota:
            La civilización jibaroana y la cultura shuar de donde esta viene por ser ágrafa, es decir carecer de escritura; desde los inicios de las investigaciones que de ella se han hecho por parte de antropólogos, etnólogos, lingüistas etc. Se ha tratado de graficar el idioma; de hacer de el  una gramática, pero de ello nació un sin numero de interpretaciones gramaticales que desde el diccionario y gramática que por primera vez lo hicieron los dominicos de Macas, los franciscanos de Zamora y los salesianos de Gualaquiza, existe muchas y variadas reglas gramaticales y diccionarios de esta lengua que si comparamos unas con otras y estas con los actuales; podemos encontrar muchas y marcadas diferencias, incluso marcadas por la distancia territorial, así en Macas se habla el jibaroano  de una modo en Gualaquiza de otro. Hoy acá se escribe de un modo allá de otro.
            Por ello encontramos en todo libro escrito sobre este pueblo, diferentes grafías del idioma shuar, y  no solo grafías sino modos de pronunciamiento. Incluso en la actualidad los mismos shuar escriben cuando lo hacen, este su idioma de la manera que más les place.
No habiendo por lo tanto reglas precisas y  fijas para escribir el idioma shuar; en este ensayo se ha tomado ciertas expresiones idiomáticas de varias obras de consulta.

FELIPE DURÁN A