viernes, 17 de febrero de 2012


A su Pueblo Gualaquiza. Patricio Avila O.+


Les cambiaron el color de tus montañas:
te vistieron con los trajes de ciudad y tu cielo esta cubierto de otras nubes,
 otra gente por tus calles viene y va, 
y la magia de tus noches se ha perdido;
 te olvidaste hasta de tu religión;
 las campanas de tu iglesia suenan frió,
 la nostalgia se sembró en tu corazón.

Pueblo mío, un extraño soy en ti y nada más,
 porque aquellos que te hicieron ya se han ido o se sienten como Yo:
golondrinas sin más ganas de volar.

Son las cosas del progreso, ya el saludo no se da;
 cada cual busca lo suyo que el dinero importa más.

Los valores que los viejos nos enseñaron ayer,
hoy se cambian por valores de papel.

Generosa tierra mía, de tu vientre ha brotado una floresta de verdad,
 convirtiendo nuestras viejas ilusiones en un himno: 
  ¡pan, trabajo, libertad!


La política inmoral, la gran estafa,
 intereses de los que tuyos no son.
Cómo añoro tus caminos, pueblo mío, pequeñitos pero sin falsedad,
 que se arrastran por tus calles de cemento que es en parte el monumento que nos da la civilización actual.

Pero existe un  canto nuevo que algún día cantarán nuestros hijos, nuestros nietos, los que vienen más atrás; por que aún existe el hombre que construye la verdad, porque tú eres hijo de la libertad!



Hermoso Poema de Patricio Ávila Ordóñez +

“Porque tú eres hijo de la libertad.”
              

Algo de nuestro patrimonio Cultural.


                     

A propósito del Patrimonio Cultural de Gualaquiza, en lo referente  al arquitectónico, ya nada o casi nada nos queda.

Alguien  se creyó dueño del templo, que realmente pertenecía al pueblo de Gualaquiza, en complicidad con el tiempo y el clima se encargaron de terminarlo.

           Ya era vieja- fue el argumento que se exhibió para derrocar la bella iglesia de madera que por muchísimos años sirvió de Casa de Oración, a quienes de hinojos acudían a ella.

            De sólida construcción, no se lo reparó exteriormente; la destrucción o demolición de ella se hizo en un santiamén.
 Hermosas pinturas murales que la adornaban con profusión cayeron al suelo  al efecto del martillo; no se intento rescatar técnicamente estas pinturas que en la tabla habían pintado  buenos artistas como  Vivar de Cuenca,  que pintaba para los salesianos de ese entonces.

            Hoy si se hubiese tenido cuidado de conservar  estas pinturas, se las hubiese rescatado con toda facilidad, con la ayuda de un técnico que no hubiese faltado; y la colaboración del Instituto Nacional de Patrimonio Cultura; que creo dio el visto bueno para  que aquella hermosa iglesia de madera  se viniese al suelo, “por que ya era vieja”, que su campanario se caía ?
 Es cierto, pero si pudo haberse reparado.

 Hoy tenemos un templo de cemento, con “vitrales” pintados que realmente no son vitrales en el sentido técnico de la palabra, con un poco de tiempo estos se borrarán.
 No nos queda más que la  nostalgia a quienes conocimos ese hermoso templo de madera, ya desaparecido para siempre.

EL SIGSIG- PASO OBLIGADO A GUALAQUIZA.


El Sigsig, una villa muy bonita- lo escribía el misionero Antonio Guerriero en 1969, y en su Obra- Un Gran Pionero-,bonita y hospitalaria en un apacible valle, surcado por el Río Santa Barbara, recostada al pie del lado occidental de la gran Cordillera del Matanga.

Desde allí penetrabase a la región de Gualaquiza, siendo en ese entonces el paso obligado de los Misioneros Salesianos.

El Sigsig, ha sido un pueblo cien por cien salesiano.

Allí, el 17 de agosto de 1903  se colocó la primera piedra del santuario en honor de María Auxiliadora; allí el 20 de enero de 1909 se bendijo la casa construida, en gran parte, con la colaboración de todos los sigseños, sirviendo de residencia del Vicario Apostólico y de Noviciado; allí el 24 de mayo de 1963 tuvo lugar la solemne coronación Arquidiocesana de María Auxiliadora; allí se consagró todo el cantón a la Reina Coronada, siendo el alma de la organización el P. José Aguirre.

Es cierto que , por nuevas circunstancias la Comunidad Salesiana ha cesado en su actividad, sin embargo, el Sigsig seguirá siendo la villa predilecta de María Auxiliadora.

P. Antonio Guerriero S.D.B. -  Sept- 1969-Un Gran Pionero.




Siguiendo la huella del misionero, poniendo la confianza en el Auxilio de la Madre de Dios, los sigseños trasmontaron la cordillera del Matanga y  desde su cumbre pudieron ver su tierra prometida.
No se equivocaron, la región de Gualaquiza acogió y acoge un gran porcentaje de hijos del Sigsig, que trajeron en su bagaje  las semillas del trabajo  y la fe.

PRIMERA VISITA DEL P. COMIN A GUALAQUIZA. PRIMERA VISITA DEL P. COMIN A GUALAQUIZA.





                                                                      TERRIBLE VIAJE.

"El 28 de septiembre de 1909, en calidad de Inspector y en compañía de la Visitadora de las Hijas de María Auxiliadora, Madre Décima Rocca, salió de la ciudad de Cuenca  con dirección a Gualaquiza.

Dos largas jornadas a caballo hasta el Sigsig,.Un día de descanso: El 2 de octubre, muy de mañana, alistadas las cabalgaduras, lo indispensable del equipaje, alforja con víveres,indumentaria especial propia para semejantes viajes( poncho, casco,botas zamarro) con buenos arrieros y la bendición del cielo empezaron el temible y fatigoso ascenso a la cordillera del Matanga de casi 4.000 mts de altura.

A medio día cansados y jadeantes coronaron la altura del Matanga. Los vientos del páramo les azotaba sin tregua;negros nubarrones cruzaban de un lado a otro;un frío cierzo calaba hasta los huesos: De vez en cuando una ráfaga de sol les bañaba en copioso sudor, tostandoles el rostro.

Después de la travesía que duró casi dos horas, traspusieron el lomo andino, al que siguió la espeluznante bajada del Churuco (caracol) prolongándose luego hasta el Tambo de Granadillas.

El tortuoso sendero apenas practicable, ora corría encajonado entre estrechas gargantas o  bien se deslizaba por algún rústico otero para luego agazaparse como una serpiente inmensa por sobre escarpadas crestas. A veces el camino, que más se parecía a una pica desbrozada por salvajes, desaparecía por haberse despeñado una parte del monte o por la caída de un gran tronco,obligando a parar y abrirse otro paso.

Al atardecer llegaron por fin al nombrado Tambo de Granadillas, mísera choza pajiza de paredes de barro y puertas desvencijadas.

En general los tambos son una especie de tugurios colocados a grandes distancias  para que el viajero pueda restaurar su agotadas fuerzas y dar reposo a los miembros destrozados por tan duro trajinar.

Tras una noche fría e insomne, nuestros misioneros prosiguen la marcha.Cruzan los ríos Blanco, Tigrepungo, Aguacate,Rosario,San José. En Loriyacu pasan otra noche al amparo tan solo de un alero de hojas por ellos improvisado, sin reparar en las asechanzas de fieras y reptiles.El bosque se hace cada vez más tupido e inhospitalario.

Al otro día se llega al Cután, el trecho más atrevido donde se enseñorea la selva, donde las asemilas se hunden en negros barrizales o quedan detenidas por una red de ocultas raíces, y donde el infeliz jinete queda asido por malezas y espinas.

Pero, ya está cerca la meta;esto es lo que más anima y satisface.

Desde el lugar llamado Portón que era como un mirador, contemplabase al frente  un extenso valle cubierto de espesa vegetación tropical, cerrado a los lados por dos estribaciones medianas en la cordillera del Matanga. En lontananza , la soberbia cordillera granitiica del Cóndor.

Apareció finalmente, la Misión. Erguiase sobre una pequeña colina;era Gualaquiza. Un alegre repique de campanas, pequeños arcos de palmeras y flores silvestres, el rostro sonriente de los misioneros y misioneras, de los colonos,y de los jíbaros, dieron la más calurosa bienvenida al P. Comín  y a la Madre Visitadora".
P. Antonio Guerriero SDB.

Este viaje  narrado por el P. Guerriero, lo vivían a diario todos los colonos que se aventuraban a Gualaquiza en esa época.
De  ello aún hay muchas historias heroicas que contar.

PALPANDO HEROISMOS



"Como para Mons. Costamagna en 1902 y en 1903, así ahora para el P. Comín y la Madre Décima Rocca, la Misión de Gualaquiza presentaba un espectáculo hecho de fuertes contrastes.

Por un lado, los sacrificios sin cuento de los misioneros para sostener el internado para aprendices de la sierra y algunos jibaritos, ya por atender a los colonos y por civilizar a los numerosos salvajes; por abrir caminos en el laberinto de la manigua y por asentar bases de progreso;por otro, las fatales consecuencias  del destierro de los salesianos en 1896 y el persistente veto de entrada de nuevos refuerzos y del mismo Vicario Apostólico, el continuo hostigar del gobierno y la supresión de todo apoyo oficial, un estado de continua zozobra y la salud malograda de los misioneros tenían anquilosada la obra. A más de todo esto, se repetían las peligrosas acometidas de los salvajes especialmente contra las religiosas, vinieron a menos los medios más necesarios de subsistencia, llegando a comer carne de oso.

Hasta la naturaleza azotaba con plagas los cultivos y con fenómenos telúricos espantosos.

Con el corazón lacerado por la pena, los dos Superiores animaban a sus hijos, estudiaban tan alarmante situación, buscaban soluciones, pero la cosa era demasiado grave; además resultaba muy difícil por la misma distancia y falta de caminos adecuados para los más urgentes abastecimiento de víveres.

A no dudarlo, la solución que quedaba, aunque muy dolorosa, era ésta: CERRAR LA MISIÓN, en espera de tiempos mejores.

Y a esto precisamente tuvieron que llegar el 30 de agosto de 1911 para las Hijas de María Auxiliadora y, a mediados de abril del año siguiente, para los misioneros.

Todo quedó paralizado; uno de los colonos, el teniente Político Juan Coronel, se hizo cargo de cuidar los edificios y los pocos enseres, de reunir los días domingos a los fieles para el rezo del Rosario y algún pequeño acto de culto.

A pesar de todo , el retiro de los salesianos de Gualaquiza, aunque durará tan solo seis meses, hasta el 18 de septiembre, fue providencial; reforzaron la agotada salud y buscaron auxilios.
Por su parte Mons. Costamagna, desde México envío en seguida un notable apoyo para rehacer las habitaciones y capilla y para satisfacer las necesidades más apremiantes de los misioneros y su apostolado....

Además el 11 de junio de 1914, Mons. Costamagna consiguió finalmente, del Gobierno el permiso de entrar libremente a su Vicariato.
El 15 del mismo mes consagró solemnemente el Vicariato al Sagrado Corazón de Jesús y al Corazón Inmaculado de María".- P. Antonio Guerriero SDB.