2
de octubre de 1816.
Los colonos venciendo una inmensa muralla como lo es la
cordillera bajaron con semillas de
esperanza a este fértil valle, a convivir con el dueño y señor de la floresta;
se quedaron a esperar los frutos
renovados por la fertilidad,
regados con lágrimas y sudor, esta
espera no fue infructuosa.
El
nativo asimiló al mestizo, aprendió del mestizo
y hoy marcha casi a la par con él.
Hay
algo que no debemos olvidar, ese pasado de sacrificio, que es historia del
colono; ese pasado ancestral que ya
vagamente ilumina al nativo, debe
mantenerse en la memoria nuestra, debe escribirse sin exageraciones, sin pasiones
interesadas de grupo, para no ser olvidado.
Gualaquiza
debe ser redescubierta, tiene tanto de pre-historia no escrita, tiene tanto de
historia por escribirse.
Hagámoslo,
descubramos Gualaquiza al mundo.
Es incuestionable y evidente el posterior descubrimiento de las
ruinas de Santa Ana de Logroño de los Caballeros, hecho por Fray Antonio J.
Prieto, en septiembre de 1816 cerca de Gualaquiza; el mismo lo dice, lo informa
y lo detalla en un mapa que obra en el Archivo Nacional de Historia.
Conociendo la geografía y observando el mapa cuanto la
topografía ; estas ruinas se ubican en
donde hoy solo quedan vestigios de
ellas; en el sector Cadi– Zapas de la parroquia de Nueva Tarqui, los “cerros
pelados” que naturalmente continúan
pelados y aún existen son fieles testigos de lo que fue
esta “ciudad española”.
Memorable
para nuestro cantón, especialmente para nuestra ciudad, es el 2 de octubre; pues por feliz
coincidencia la expedición organizada por Fray José Antonio Prieto en la ciudad
de Cuenca en el año 1815, y que se aventuro a las selvas orientales para el año
de 1816, desemboco en las alturas del sitio que denominamos el Portón; y desde
allí diviso el jefe de esta expedición, el hermoso valle ocupado por la tribu
de los Gualaquiza.
Esta
expedición fue guiada por José Suero, conocedor de la lengua jíbara, y cuyo objetivo
fue descubrir las tan afamadas ruinas de la ciudad de Santa Ana de Logroño de
los Caballeros, fundada por el intrépido Capitán D. Bernardo de Loyola, sobrino
de Juan de Salinas Loyola.
Virrey José de Abascal y Souza.
Fray
Prieto, al informar al Marqués de la Concordia D. José de Abascal, Virrey de
Lima (Perú), le dice haber descubierto la tribu de los Gualaquiza, con quienes entablo
amistad; y, le ayudaron a desmontar un espacio suficiente capaz de formar pueblo.
(No fundó Gualaquiza)
A
Fray José Antonio Prieto, le debemos el perenne nombre de GUALAQUIZA, antes, en
los anales de la historia, este nombre no había sido pronunciado.
Nombre
heroico por mil títulos, que resonará como ayer, hoy y siempre en los ámbitos
nacionales y fuera de nuestras fronteras Patrias. FDA.