La región que comprende el Cantón Gualaquiza, en la provincia de Morona Santiago, por los múltiples yacimientos o ruinas arqueológicas ha estado poblada desde muy antiguo.
Vasta recorrer entre otros los yacimientos de Cadi- Zapas, Buenos Aires, Trincheras en las parroquias de Nueva Tarqui y Amazonas; San José en la parroquia Rosario,vamos encontrando vestigios de antiguos asentamientos humanos.
Hasta la fecha ni arqueólogos ni historiadores han logrado desentrañar el misterio que rodea estas construcciones para clasificarlas en prehistóricas o pertenecientes a épocas posteriores; arqueólogos han pasado por Gualaquiza pero sus estudios son extremadamente superficiales, trabajos de campo que no han pasado de contados días no han dado resultados que podamos llamar científicos y que estos desemboquen en forma concluyente explicando el origen de estos asentamientos humanos que como se los puede apreciar son de impresionantes dimensiones y cantidad.
Arqueólogos como el P. Porras pudo apenas avizorar un yacimiento arqueológico pequeño en la junta de los ríos Sangurima y San José, en el sector llamado Remanso, de esta visita corta no pudo descifrar el origen de este asentamiento quedando el mismo en el misterio.
Otros arqueólogos como la expedición inglesa del London Time que se dirigió al sector de Ganazhuma a explorar las ruinas denominadas Trincheras, en pocos días pudieron darse cuenta de la importancia de estos yacimientos arqueológicos, pero de igual forma no concluyeron en sus orígenes.
El misterio de estas ruinas arqueológicas que abundan en el cantón Gualaquiza, debemos vincularla con nuestra historia, esto es y con cierta certidumbre relacionarla en primer lugar con la importancia que la región tuvo en lo que a la extracción de oro se refiere y por parte de tribus provenientes de la sierra (los cañaris), posteriormente la explotación aurífera en manos de los incas y por último de los españoles.
Los vestigios arqueológicos encontrados en ellas y sus alrededores consistentes principalmente en armas líticas como las denominadas hachas de piedra de manufactura a no dudar inca nos lleva a una segura conclusión, la presencia inca en la región, aunque claro la primera pregunta que nos hacemos es el ¿Por qué las ruinas o yacimientos arqueológicos no tienen la característica propia de las construcciones incásicas?
La presencia y hallazgo de esta pieza arqueológica junto a las ruinas de Nueva Tarqui pieza que por poco desaparece y sale del país sin autorización del INPC (Instituto Nacional del Patrimonio Cultural) y se llevó para su estudio a la ciudad de Quito con la autorización de la Municipalidad de Gualaquiza, nos demuestra la importancia de los yacimientos que el cantón Gualaquiza tiene; y, así mismo nos demuestra que los incas estuvieron de una u otra manera en la región.
Esto nos recuerda históricamente el intento de Huayna Cápac de sojuzgar a la nación shuar; y, su vergonzosa derrota e huida al no poder avasallar a los dueños y señores de la floresta que presentaron feroz resistencia al invasor.
Esta pieza devuelta luego de un reclamo ante el INPC y cuyo diseño aparece junto con otros es de manufactura inca, indudablemente vincula los yacimientos arqueológicos con esta cultura. Pieza que dicho sea de paso no la poseen similares en ningún museo nacional.
Ahora si revisamos la historia y el aspecto vinculante de los yacimientos auríferos, la región de Gualaquiza antiguamente fue visitada no solo por los incas; posteriormente y durante la época de la conquista española sabemos por la documentación existente que los conquistadores se asentaron también en los lugares que los cañaris o incas explotaban sus yacimientos de oro.
Así tenemos que a la región de Gualaquiza antes denominada de los jíbaros arriba el Capitán Bernardo de Loyola, sobrino de Juan de Salinas Loyola, Gobernador General de Yaguarzongo y Bracamoros; y , por su mandato funda la ciudad de Logroño de los Caballeros o la Ciudad de Oro en el mismo sitio de los lavaderos y minas de oro que los indígenas serranos explotaban. (1.574)
Esta circunstancia nos hace concluir sin mucha especulación que los españoles se asentaron en la región y naturalmente levantaron las construcciones necesarias para su residencia. Documentos de la época nos señalan que en esta ciudad de Logroño de los Caballeros existió casa del cabildo,la casa de fundición, un cuartel, un convento de Conceptas y la respectiva Iglesia, que así mismo la ciudad tenía repartimientos de indios y curatos en varios sitios de la región con españoles y el cura doctrinero, esto explica a mi muy particular parecer que estos vestigios arqueológicos encontrados fueron levantados por los conquistadores y colonizadores españoles que explotaban oro en varios lugares del cantón y para vivir en estos repartimientos debieron construir poblaciones adecuadas de vivienda y en especial como cuentan estos documentos, construcciones de defensa a los ataques de los nativos ( lo que llamaban castillos de defensa).
Estas construcciones fueron levantadas por los indios encomendados y al estilo y la forma de construir de ellos mismo; con materiales propios de la zona piedra, madera (bajareque) barro y paja.
Los españoles conquistadores y exploradores del oriente nunca tuvieron la intención de avecindarse y construir para ellos ciudades al estilo europeo, su intención siempre fue explotar oro y salir lo más pronto posible y con la mayor cantidad de oro, por ello levantaron poblados muy precarios que con el tiempo y los asaltos de los jíbaros desaparecieron convirtiéndose en ruinas. Esto explica el por qué en la amazonia no existan ciudades coloniales como las fundadas por ellos en el callejón interandino.
Las ruinas arqueológicas que abundan en nuestro cantón son a la fecha cimientos y paredes de piedra con una altura que no pasa de 50 o 60 cm. del suelo excepto una gran construcción como la localizada en el sector Buenos Aires de la parroquia Nueva Tarqui, que forman un montículo elíptico sobre el cual se elevan otros dos más reducidos , y cuyas paredes pasan de los tres metros de alto .
En Cadi-Zapas, las ruinas arqueológicas constituyen un complejo muy grande, son lotes cerrados con su respectiva entrada construidos en forma simétrica y con calles al medio, a orillas del río Cuyes existe un gran muro de contención que forma un terraplén en donde se asientan los dichos lotes amurallados y las calles; en la parte occidental de este complejo se remata con dos construcciones semicirculares.
Este tipo de construcción habitacional no pude considerarse sino de tipo español, pues existe en los archivos del Banco Central de Quito, el plano de la ciudad que creemos ser, la muy rica y bien nombrada ciudad de Logroño de los Caballeros, a orillas del río Cuyes.
Los yacimientos arqueológicos descritos someramente y que existen a lo largo y ancho del cantón Gualaquiza, constituyen un enigma al arqueólogo e historiador, por el hecho de que no han sido investigados a profundidad y sobre ellos poco o nada se sabe. A más de ser un potencial atractivo al turismo científico, estos yacimientos esperan al estudioso de la arqueología y la historia, pues en sus entrañas aún guardan el misterio de un glorioso y trágico pasado.
Para Gualaquiza y la Provincia de Morona Santiago, estas ruinas son su patrimonio arqueológico tangible que deben ser preservadas y estudiadas, pues ellas como asentamientos humanos importantes guardan en si la real historia de nuestro pasado en el que algún momento se fusionaron la cultura cañari-inca-española; que a la ferocidad y al deseo de libertad del nativo shuar dueño absoluto de las selvas orientales sucumbieron y desaparecieron para siempre.
Hoy el Gobierno de la Revolución Ciudadana, consciente de la importancia de rescatar, investigar, inventariar y proteger nuestro patrimonio cultural, se encuentra empeñado en sacar a la luz estos vestigios arqueológicos de la provincia, a fin de crear en el científico y estudioso de los monumentos históricos arqueológicos nacionales el interés suficiente para desentrañar nuestra historia, esa historia que debe ser fidedigna, libre de mitos y leyendas, conjeturas y especulaciones; y, contada a la luz de la verdad científica .