5 de junio de 1579
Su Ruina.
El
cabildo cuencano… “ trató sobre el
aviso que dio el general Bernardo de
Loyola de que dos mestizos se han alzado
en la ciudad de Logroño contra el servicio de su majestad y consigo han alzado
todos los indios de la dicha provincia y han muerto veintitrés españoles y los
tienen cercados y envían a pedir socorro y questan en gran necesidad .-Y para
el dicho socorro acordaron de quel señor alcalde y Capitán Miguel de Contreras vaya desta
ciudad y lleve consigo treinta hombres y entre ellos una docena de arcabuces y
que se parta con la más brevedad que pudiere,
y el dicho señor Capitán y alcalde
lo acetó “ …En este Cabildo se
acordó que para el dicho socorro vaya a
Tiquizambe y tome una botija de pólvora
y que la tome de la persona que la tuviera y lo traiga luego con toda
diligencia y comida para el pueblo, y se le dé comisión para ello en forma”
* ( Libro V de los Cabildos de Cuenca año 1579-87).
El Capitán
Contreras luego de tener la pólvora traída de Tiquizambe (Tixán), cabalgó con los treinta hombres hacia la ciudad de Logroño, encontrando de
ella solo humeantes ruinas y cadáveres insepultos, no encontraron habitante
alguno de los indios y naturales estos se habían retirado selva adentro.
Retornó a Cuenca
sin haber podido auxiliar a los españoles ni dar el escarmiento a los alzados.
Así mismo de Loja y Zamora informados de este
alzamiento, de los cien españoles sumados a los de Cuenca, acudieron a Logroño
para sofocar a los insurrectos, murieron siete en el paso de un río mientras
los culpables se deslizaron en canoas aguas abajo hacia el Marañón. (Entonces fuimos España.-
Eduardo Muñoz M. p.262).
Esta tragedia que
tanto conmovió a la ciudad de Cuenca
cerró el capítulo de la conquista de la región de los jíbaros; habrán de
pasar muchos años para intentar nuevamente la reconquista de esta rica región oriental; y muy en especial
de la Ciudad de Logroño de los Caballeros
que se convirtió en una obsesión
por su riqueza aurífera.
Sin embargo el temor a los nativos jíbaros y
su obcecada libertad cerró las puertas
por muchísimos años a un nuevo establecimiento español en la región sur
oriental del austro.
Fueron
los misioneros los que más lamentaban
los sucesos que condujeron al levantamiento indígena en toda la región
esto debido a la explotación inmisericorde y a la esclavitud a la que se
sometió a los naturales especialmente
indígenas de la sierra que entraban al oriente como a una prisión de la cual
jamás salían con vida.
Los lavaderos de
oro de la llamada provincia de Logroño,
diezmó increíblemente la población indígena
de los repartimientos indígenas de la provincia de Cuenca, especialmente
del más importante que fue el de Cañaribamba cuyo encomendero fue Juan de
Salinas Loyola y sus sucesores, como también los repartimientos de Loja y
Zamora; fue tanta la miseria y esclavitud a la que se sometió a los indígenas que
sus levantamientos coaligados con los jíbaros fueron justificados por el
derecho natural a la supervivencia y frente a imponderables abusos que los
españoles cometieron con la raza vencida.
Fueron dos mestizos
quienes levantaron a los indios y los rebelaron contra el rey y sus
opresores.