martes, 22 de noviembre de 2011

TRAGICO FIN DE LA COLONIA NUESTRA SEÑORA DE LOGROÑO.







            5 de junio de 1579
           Su Ruina.


 El  cabildo cuencano… “ trató sobre el aviso que dio  el general Bernardo de Loyola  de que dos mestizos se han alzado en la ciudad de Logroño contra el servicio de su majestad y consigo han alzado todos los indios de la dicha provincia y han muerto veintitrés españoles y los tienen cercados y envían a pedir socorro y questan en gran necesidad .-Y para el  dicho socorro  acordaron de quel señor alcalde y Capitán Miguel de Contreras vaya desta ciudad y lleve consigo treinta hombres y entre ellos una docena de arcabuces y que se parta con la más brevedad que pudiere,  y el  dicho señor Capitán  y alcalde  lo acetó “  …En este Cabildo se acordó que para el dicho socorro  vaya a Tiquizambe y tome una botija de pólvora  y que la tome de la persona que la tuviera y lo traiga luego con toda diligencia y comida para el pueblo, y se le dé comisión para ello en forma” * ( Libro V de los Cabildos de Cuenca  año 1579-87).

El Capitán Contreras luego de tener la pólvora traída de Tiquizambe  (Tixán), cabalgó con los treinta hombres  hacia la ciudad de Logroño, encontrando de ella solo humeantes ruinas y cadáveres insepultos, no encontraron habitante alguno de los indios y naturales estos se habían retirado selva adentro.

Retornó a Cuenca sin haber podido auxiliar a los españoles ni dar el escarmiento a los alzados.

Así mismo  de Loja y Zamora informados de este alzamiento, de los cien españoles sumados a los de Cuenca, acudieron a Logroño para sofocar a los insurrectos, murieron siete en el paso de un río mientras los culpables se deslizaron en canoas aguas abajo hacia el Marañón.  (Entonces fuimos España.- Eduardo Muñoz M. p.262).

Esta tragedia que tanto conmovió a la ciudad de Cuenca  cerró el capítulo de la conquista de la región de los jíbaros; habrán de pasar  muchos años para intentar nuevamente  la reconquista de  esta rica región oriental; y muy en especial de la Ciudad de Logroño de los Caballeros  que se convirtió en una obsesión  por su riqueza aurífera.

 Sin embargo el temor a los nativos jíbaros y su obcecada  libertad cerró las puertas por muchísimos años a un nuevo establecimiento español en la región sur oriental del austro.

         Fueron los misioneros los que más lamentaban  los sucesos que condujeron al levantamiento indígena en toda la región esto debido a la explotación inmisericorde y a la esclavitud a la que se sometió a los naturales  especialmente indígenas de la sierra que entraban al oriente como a una prisión de la cual jamás salían  con vida.

Los lavaderos de oro de la llamada provincia de  Logroño, diezmó increíblemente la población indígena  de los repartimientos indígenas de la provincia de Cuenca, especialmente del más importante que fue el de Cañaribamba cuyo encomendero fue Juan de Salinas Loyola y sus sucesores, como también los repartimientos de Loja y Zamora; fue tanta la miseria y esclavitud a la que se sometió a los indígenas que sus levantamientos coaligados con los jíbaros fueron justificados por el derecho natural a la supervivencia y frente a imponderables abusos que los españoles cometieron  con la raza vencida.  

Fueron  dos mestizos  quienes levantaron a los indios y los rebelaron contra el rey y sus opresores.